Has dejado extenderse tu olor a limoneros,
en cada resquicio, rincón y hueco de esta casa,
como fantasma de ti que hubiese paseado
y nada puedes sentir ya de él, si no aspirarle,
llenar los pulmones de su aroma gaseoso
para que navegue aquí conmigo de por vida
Has llenado todo de insultante juventud,
perjurio donde damas en pena se maduran
y con tu elegante escorzo de lo no posible
has paseado tu desnudez ante mis ojos
como un dulce ramo de marfil y crisantemos
como una valquiria entre las luces y las sombras.
Sin sentirme por toda tu fuerza amenazado.
he escudriñado en tus ojos negros y profundos
donde he visto el abismo al sentir que el tiempo acaba
dejando sólo un tal vez caído de tu boca,
tal vez que espero sea por siempre un sí rotundo
dibujado en semen sobre tus labios de diosa.
Juan E. Uceda