Cribada nuestra vida en comunión
hasta sólo dejar esa decuria
de momentos exentos de penuria
reviviendo el ayer con ilusión.
Eras mi sueño dormido en un rincón
la vitrina bruñida de lujuria
que amó toda la fuerza de mi furia
vaciando mi arbitrario corazón,
ahora que te elevo a mis altares
en páginas doradas de mi vida,
ahora que embelleces mis cantares
sin borrasca que sombra pueda hacerte,
sentimental degusto la avenida
de otra vez en mis brazos retenerte.
Juan E. Uceda